
"El horno no está para bollos" en La Moneda. Con esta frase se quiso describir el grado de fisuras con que quedaron las relaciones al interior de Apruebo Dignidad, luego que fracasara, antes de llegar al Congreso, la reforma constitucional que permitía la instalación de un Estado Intermedio en la zona comprendida entre Los Ríos, Biobío y La Araucanía. El no haber arribado tempranamente a un acuerdo político en la coalición oficialista –según cuentan en la interna– fue aprovechado por la derecha para transmitir que ya no estaban disponibles para la reforma, acusando a La Moneda de "complicidad" con la violencia por inacción. En ese escenario, aun cuando los partidos de gobierno y sus respectivas bancadas parlamentarias votaran a favor, la posibilidad de que el proyecto rebotara en el Parlamento –con el consecuente fracaso del Ejecutivo y la pérdida de tiempo– era una probabilidad insoslayable. "La propuesta de Estados Intermedios se desplomó por todos lados, quedando sin apoyo por el lado de la derecha, de sectores de la ex Concertación y por sus propias coaliciones, por distintas razones", agregaron fuentes conocedoras de los detalles. Con la caída de la iniciativa y su reemplazo por el Estado de Excepción, los ánimos quedaron en una condición de crispación máxima, tal y como lo resumió anoche Salvador Millaleo, el excoordinador de Asuntos Indígenas que salió de Interior por desavenencias con el equipo de la ministra Siches. “Luchamos por una solución política y ahora tendremos de nuevo un Estado de Excepción Constitucional: necesitamos otra forma de ver y hacer las cosas. Construir la plurinacionalidad requiere de mayor convicción”, señaló.